Nicanor seguía a viejecitas que salían de la caja de ahorros. Las interceptaba en una calle solitaria y les mostraba una placa falsa de policía. Las viejecitas, conmocionadas, pensaban: “Dios mío, ¿que he hecho yo?”. Nicanor aprovechaba la conmoción y les quitaba lo que llevaran de valor. El bolso con el dinero recién sacado de la mierda de pensión que el Estado transfería a la caja de ahorros. Y también las joyas que llevaran, si valían algo.
Nicanor había sido candidato de una plataforma racista en las elecciones municipales de su pueblo. No sacó ni para pipas y ahí acabó su carrera política. Para consolarse, ingresó como miembro activo en una banda que apaleaba inmigrantes de piel oscura. Siempre en descampado, con nocturnidad y alevosía. Por seguridad. Lo hacía por diversión; nada de bussines. Pero lo de las viejas era negocio. Nada personal. No tenía nada contra las viejas, pero atracarlas era fácil. ¿Para qué complicarse la vida?
Atracó a más de veinte ancianas en la capital. La capital es más grande que su pueblo y allí no lo conocían. Pero pasó que tantas veces va el cántaro a la fuente... Atracó a tantas ancianas desvalidas que la policía se lo tomó como algo personal. Los polis también son hijos y nietos, y tienen madres de edad avanzada y abuelas. E hicieron algo que encanta a todas las pasmas del mundo: montaron un operativo para trincar al atracador.
Nicanor no tenía atrabajo conocido, pero vivía bien y eso mosqueaba lo suyo. Además, un chivato se fue de la sin hueso y cantó que no era de fiar y bastante violento. Le incluyeron en el operativo. Los polis le vigilaron con más paciencia que Job hasta que lo trincaron atracando a una abuela que días antes se había teñido el pelo de violeta.
Tuvo suerte, porque la abuela estaba a punto de darle a Nicanor un contundente rodillazo en las partes blandas. La artrosis no era severa y podía doblar las piernas con bastante agilidad y energía, explicó al Mosso d'Esquadra que le tomó declaración.
Un cabo de Mossos, que había hecho su carrera en la policía antaño armada y luego nacional, le echó en cara a Nicanor ser tan pringado.
“Tenías que haber hecho como los políticos de partidos importantes. Atracan a las viejas con leyes, tío, con reformas de pensiones; no con una placa falsa”.
Nicanor fue a dar con sus huesos en la cárcel por no tener visión de futuro, por ser un puto aficionado.
Hay que especializarse, si no pasa lo que pasa, que tarde o temprano alguien te rompe la moral y te dice que eres un pringao.
ResponderEliminarSeguro que Nicanor no cuenta en el talego que atracaba a viejecitas, pues también los colegas de trena tienen madre y abuelas y, lo más importante, sus códigos, así que Nicanor sólo hablará de su primera etapa.
Espero; Xavi que te sueltes el pelo, y nos cuentes esas historias truculentas y salvajes, con un poco de humor negro, que tan bien te salen.
TQ,